Mensaje de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina preparando junto al pueblo peregrino la celebración de San Cayetano y aportando una reflexión sobre la situación actual de nuestra Patria: «Paz, pan y trabajo«.
El próximo 7 de agosto celebraremos la fiesta de San Cayetano, cuya devoción se multiplica a lo largo y a lo ancho de nuestra Patria y a quien nuestro pueblo siempre acerca el pedido tan concreto de “paz, pan y trabajo”, consciente de que, en estos bienes, se incluyen muchos otros bienes.
Pedir por el trabajo es pedir que todos los trabajadores y trabajadoras tengan derecho a vivir dignamente del fruto de sus esfuerzos cotidianos y a desplegar sus potencialidades y talentos para aportar al crecimiento de nuestra Patria. ¿Cómo no pedir a San Cayetano que todos los varones y las mujeres de buena voluntad puedan vivir dignamente del fruto de su trabajo?
Peregrinos de San Cayetano, también suplicamos el pan de cada día, como nos enseñó Jesús. El pan que alimenta nuestra vida y que diariamente se hace más inalcanzable a causa de la inflación asfixiante que padecemos y que genera miseria. ¿Cómo no pensar en la cantidad creciente de hermanos y hermanas que se acercan cotidianamente a los comedores, en los adultos mayores que no pueden comprar sus medicamentos, en las familias cuyos ingresos son cada vez más insignificantes? Como reza una canción: ‘no es posible morirse de hambre en esta tierra bendita del pan’. El pan que se pide para todos, el que se logra con el propio trabajo, es un clamor de justicia.
Pedimos también el pan de la fraternidad, porque el pan no se come en soledad, se comparte en la mesa de familia, en comunidad. ¡Cuánto necesitamos este pan en una sociedad agrietada y enfrentada donde no acabamos de entender que “nadie se salva solo” y parece imposible generar proyectos comunes, donde la verdadera brecha se agiganta cada vez más en relación a los últimos, a los que padecen la pobreza y peor aún la indigencia! ¡Cuánto bien nos haría dialogar y compartir el pan de las ideas y de las prácticas que construyan una fraternidad política, para pensar prioritariamente en quienes más sufren esta crisis y para buscar soluciones honestas y realistas que prescindan del uso clientelar de la necesidad de la gente! Se necesita más que nunca en los políticos un ejercicio de la responsabilidad que vaya más allá de los propios intereses. Así aparecerá en nuestro horizonte la paz y la amistad social, que también están incluidas en ese pedido sencillo y a la vez esencial de “paz, pan y trabajo”.
En estos tiempos complejos, en que ningún sector parece dispuesto a ceder en sus intereses, nos hará bien a todos los que somos dirigentes en distintos ámbitos – políticos, sociales, sindicales, empresariales, religiosos, etc.- dejarnos interpelar por las palabras del Papa Francisco: “La profundidad de la crisis reclama proporcionalmente la altura de la clase política dirigente, capaz de levantar la mirada y dirigir y orientar las legítimas diferencias en la búsqueda de soluciones viables para nuestros pueblos.”[1]
Convocamos a todo el Pueblo de Dios a unirnos en oración por nuestra Patria, para que seamos capaces de responder con responsabilidad a las exigencias de este momento difícil.
Pedimos a la Madre de Luján que nos impulse a trabajar juntos para que el pan cotidiano no falte en nuestras mesas argentinas.
Buenos Aires, 30 de julio de 2022
Mons. Oscar V. Ojea, Presidente
Mons. Marcelo Colombo, Vicepresidente 1°
Mons. Carlos Azpiroz Costa, Vicepresidente 2°
Mons. Alberto G. Bochatey, Secretario General
Comisión Ejecutiva