De parte del equipo de Ecumenismo Arquidiocesano les compartimos éste texto de HORACIO A. BRUERA (miembro del Movimiento de los Focolares) para desearles una “Feliz Pascua” a nuestros hermanos judíos y para todos los cristianos.
Las relaciones judeo-cristianas sobre la Pascua
De las realidades y vocabulario pascual del Antiguo Testamento (AT), procede una gran parte de los temas y términos del Nuevo Testamento (NT): en el AT se realiza la obra fundamental de salvación de Yahvé en favor de Israel, como fue el signo protector de la sangre del cordero pascual (Ex. 12,13.27), la salvación de Israel de la esclavitud de Egipto (Ex. 12,42; 13,8) y el paso del Mar Rojo (Ex. 13,17 – 15,21). Todo usando un mediador: Moisés y la sangre del cordero sacrificado que otorgó la vida de la libertad del pueblo esclavizado en Egipto.
Existe un profundo parentesco estructural e ilustrativo entre la pascua judía y la cristiana: ésta también se fundamenta en un mediador –Cristo (Jn. 1,35s.)-, en la sangre del cordero sacrificado –que es él mismo y su propia sangre (Ap. 5,6.9)- que en su muerte y resurrección otorgó la vida a la humanidad esclava del pecado (Ap. 7,12) y dio la esperanza de la feliz unidad de todos los pueblos (Jn. 17,21; 10,10).
Además, la celebración como recuerdo vital de la pascua judía repite la comida del cordero (Ex. 12,3-5), de los panes ácimos como en su origen (Ex. 12,15) y del vino (Gn. 14,18; Ne. 8,10). La pascua cristiana evoca, también vitalmente, la cena de Cristo con pan y vino transformados en su cuerpo y sangre (Mt. 26,26-28; 1 Co. 11,23-26). (imagen “Ultima cena” de Sieger Köder, imagen )
Finalmente, la pascua judía se celebra tanto en familia o comunidad menor, como en comunidad de pueblo, tal como está prescripto (Ex. 12,1-5.6; Jos. 5,10). Así también en el cristianismo se celebra, adecuada a la vida actual, en el espíritu tal como se festejaba en los comienzos (Hch. 2,42.46).
Finalmente, la pascua judía se celebra tanto en familia o comunidad menor, como en comunidad de pueblo, tal como está prescripto (Ex. 12,1-5.6; Jos. 5,10). Así también en el cristianismo se celebra, adecuada a la vida actual, en el espíritu tal como se festejaba en los comienzos (Hch. 2,42.46).