» Señor, descúbreles el horizonte del mundo entero, donde la silenciosa súplica de tantos hermanos pide la luz de la verdad y el calor del amor; para que, respondiendo a tu llamado, prolonguen aquí en la tierra tu misión, edifiquen tu Cuerpo Místico, la Iglesia, y sean «sal de la tierra y luz del mundo». Amén