Nos dirigimos a las hermanas y hermanos de nuestra Iglesia que peregrina en Mercedes-Luján y a todas las personas que se sientan llamadas a dar una mano en estos momentos de emergencia.
En solidaridad con la emergencia hídrica declarada ante esta sequía histórica que ya afecta a nuestro pueblo y que amenaza seriamente dejar sin agua a miles de familias de los barrios populares; y teniendo muy presentes la invitación que nos hace el Papa Francisco a escuchar “el grito de la tierra y el grito de los pobres”, creemos que se nos presenta la oportunidad para una: “profunda toma de conciencia”, “un mayor compromiso” y “acciones concretas en favor de todos”.
Necesitamos tomar conciencia de la gravedad que esta situación presenta. Una conciencia movilizadora que haga realidad en nosotros un camino fraterno, solidario con todos y especialmente con los más pobres, los más vulnerables, los que más necesitan de nuestra atención y cuidado.
Que de esa toma de conciencia, nazca en nosotros un deseo de comprometernos con esta y muchas otras situaciones en las que la realidad nos desafía como pueblo a un esfuerzo comunitario que nos transforme en protagonistas y no meros espectadores. En este camino de compromiso invitamos especialmente a los jóvenes. Ustedes tienen una especial disposición hacia la solidaridad, el encuentro con el pobre, el débil y con quienes sufren. Ustedes, son muy capaces de acompañar, contener y transformar.
Este compromiso se expresa en acciones concretas: no malgastar el agua, usarla de manera razonable y justa, no considerarlo un bien individual que lleve a derrocharla caprichosamente, sino entender que es un bien de todos, para todos, que a nadie debería faltarle con las consecuencias que eso trae. Compartir el agua. Es fundamental entender la dinámica del cuidado, de acompañarnos, de la atención amante a la que también nos invita Francisco.
Invitamos a ponernos todos en oración perseverante en la casa de María de Lujan, Madre de los pobres. Ella es un modelo de cuidado y nos enseña a vivir la fraternidad como camino de encuentro.
Necesitamos superar la sequía, con la ayuda del Buen Dios y con el esfuerzo solidario de todos, para que todos tengan agua y todo lo necesario para una vida digna y que nos dé la fuerza y mucha esperanza para trabajar unidos por el bien común.
Empezamos a prepararnos para celebrar una Nueva Navidad. Que todos y juntos, podamos recibir al Niño Dios con un corazón capaz de recibirlo a Él y a cada persona vecina nuestra y muy especialmente a las más frágiles y necesitadas.
Noviembre, 2022
Pastoral Social
Iglesia Católica
Arquidiócesis de Mercedes-Luján