Para lograr la verdadera fraternidad humana y vivir -en paz- todos bajo el mismo cielo necesitamos «dar pasos concretos, junto con los creyentes de otras religiones y las personas de buena voluntad». El Papa Francisco lo dijo al final de la Audiencia General del miércoles 2 de febrero, anunciando las próximas celebraciones del Segundo Día Internacional de la Fraternidad Humana.
Palabras del Santo Padre (traducción no oficial)
«El próximo 4 de febrero, se celebrará el Segundo Día Internacional de la Fraternidad Humana. Es es un motivo de satisfacción que las naciones del mundo entera se unan a esta celebración, cuyo objetivo es promover el diálogo interreligioso e intercultural, como también se pide en el Documento sobre la Hermandad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común, firmado el 4 de febrero de 2019 en Abu Dhabi por el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyib y por mí.
La fraternidad significa tender la mano a los demás, respetarlos y escucharlos con el corazón abierto. Espero que se tomen medidas concretas, junto a creyentes de otras religiones y a las personas de buena voluntad, para afirmar que hoy es un tiempo de fraternidad, evitando alimentar enfrentamientos, divisiones y cerrazones. Recemos y comprometámonos cada día para que podamos vivir en paz como hermanos y hermanas».
4 de febrero 2022
Día de la Fraternidad Universal
ORACIÓN DE LOS HIJOS DE ABRAHÁN
Dios omnipotente, Creador nuestro que amas a la familia humana y a todo lo que han hecho tus manos, nosotros, los hijos e hijas de Abrahán pertenecientes al judaísmo, al cristianismo y al Islam, junto a los otros creyentes y a todas las personas de buena voluntad, te agradecemos por habernos dado como padre común en la fe a Abrahán, hijo insigne de esta noble y amada tierra.
Te damos gracias por su ejemplo de hombre de fe que te obedeció hasta el fin, dejando su familia, su tribu y su patria para ir hacia una tierra que no conocía.
También te agradecemos por el ejemplo de valentía, resiliencia y fortaleza, de generosidad y hospitalidad que nuestro padre común en la fe nos ha dado.
Te damos gracias, en particular, por su fe heroica, demostrada por la disponibilidad para sacrificar a su hijo por obedecer tu mandato.
Sabemos que era una prueba muy difícil, de la que, no obstante, salió vencedor, porque sin condiciones confió en Ti, que eres misericordioso y abres siempre nuevas posibilidades para volver a empezar.
Te agradecemos porque, bendiciendo a nuestro padre Abrahán, lo has hecho una bendición para todos los pueblos.
Te pedimos, Dios de nuestro padre Abrahán y Dios nuestro, que nos concedas una fe fuerte, diligente en el bien, una fe que abra nuestros corazones a Ti y a todos nuestros hermanos y hermanas; y una esperanza invencible, capaz de percibir en todas partes la fidelidad de tus promesas.
Haz de cada uno de nosotros un testigo de tu cuidado amoroso hacia todos, en particular hacia los refugiados y los desplazados, las viudas y los huérfanos, los pobres y los enfermos.
Abre nuestros corazones al perdón recíproco y haznos instrumentos de reconciliación, constructores de una sociedad más justa y fraterna.
Acoge en tu morada de paz y de luz a todos los difuntos, en particular a las víctimas de la violencia y de las guerras. Asiste a las autoridades civiles en la búsqueda y el rescate de las personas secuestradas, y en la particular protección de las mujeres y los niños.
Ayúdanos a cuidar el planeta, la casa común que, en tu bondad y generosidad, nos has dado a todos nosotros.
Sostiene nuestras manos en la reconstrucción de este país, y concédenos la fuerza necesaria para ayudar a cuantos han tenido que dejar sus casas y sus tierras con vistas a alcanzar seguridad y dignidad, y a comenzar una vida nueva, serena y próspera. Amén.