El Padre Obispo +Jorge Eduardo presidió la Eucaristía este domingo 18 de Julio, en la Parroquia San Luis Gonzaga de Jáuregui, junto al párroco de la comunidad Pbro. Javier Spreafichi, con especial intención por los enfermos y fallecidos de Covid de la comunidad.
Compartimos algunos fragmentos de la homilía de nuestro Padre Obispo Jorge Eduardo.
“Es propio de los seres humanos, cansarse. Los seres humanos nos cansamos. Nos cansamos físicamente, anímicamente, espiritualmente. Si a este cansancio natural que tenemos en la vida, le sumamos la situación que estamos viviendo, en lo político, social, económico, en el mundo y en nuestro país, uno siente que el peso es más grande. Pesa la vida, pesa la situación. Y es posible que el cansancio se transforme en agotamiento, que sintamos que no tenemos.
Y ese agotamiento nos va llevando a distintas reacciones. Algunas personas agotadas, se cierran, se angustian, se deprimen y bajan los brazos. Otras personas, reaccionan frente al agotamiento de manera intolerante, violenta. Me siento tan agredido, tan cansado, tan agobiado, que me defiendo, pegando, agrediendo.
En la vida nos cansamos, pero ahora estamos viviendo un tiempo de mucho agotamiento. Tal vez lo más dramático de esto, es la pérdida del sentido de la vida.
¿Qué sentido tiene vivir así? Uno se empieza a cuestionar. ¿Para qué hago lo que hago? ¿Qué sentido tiene hacer esto?. Perdemos el sentido de la vida, el sentido de las cosas y eso es de lo más complejo que nos toca vivir.
Llama la atención en el mundo y también en la Argentina que muchos chicos, adolescentes y jóvenes, pierden el sentido de la vida, y eso es muy preocupante, es un síntoma de que estamos mal. Adolescentes deprimidos, pero que también buscan la muerte.
Hoy la Palabra de Dios nos da una Noticia Buena.
Los discípulos de Jesús también estaban cansados. Era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Están cansados, y Jesús los invita a descansar un poco.
Jesús nos da ciertos criterios del descanso. Les dice “Vengan conmigo a un lugar desértico, austero. Los lleva a un lugar sin muchas cosas, con Él. Vamos a tomar un poco de distancia, vamos juntos, pero hagamos un poquito de soledad”.
Jesús nos está invitando a generar espacios religiosos para descansar. No está diciendo un espacio piadoso, de prácticas piadosas. Jesús está invitando a sus discípulos a ser capaces de crear espacios religiosos.
Ser capaces de ir a lo esencial, a lo importante, no a lo superficial. Necesitamos, en los momentos difíciles, distinguir lo que es más importante, de aquello que no lo es, y no todo lo que vivimos, pesa lo mismo”
Jesús en el desierto los libera de marearse de tantas cosas que muchas veces terminan confundiéndonos y cansándonos más.
El espacio religioso nos ayuda a tomar distancia de lo que estamos viviendo, a pensar, a ver, a interpretar las cosas de otra manera.
Jesús los lleva con Él. Un espacio religioso es un espacio donde está la presencia de Dios. Lo percibimos. Cuando uno es capaz de ir a lo esencial en la presencia de Dios, podemos empezar a religar (unir) las cosas de otra manera. Las palabras religiosidad, religión, vienen de “religar”.
El cansancio por el contrario nos fragmenta, nos separa, nos divide. Lo religioso liga, une, reconcilia y eso da la capacidad de volver a encontrarle el sentido a lo que uno está viviendo, experimentando el sentido de la unidad de las cosas, de uno.
Este tiempo de mucho cansancio, – a nosotros que somos personas de fe -, es importante que nos lleve a generar espacios religiosos.
En la familia. La familia tiene que ser un espacio religioso, donde podamos ayudarnos a ir a lo importante y no trabarnos en las cosas que no lo son. Que seamos capaces de ponderar la cosas. Sería lindísimo que en la familia la presencia de Dios esté asegurada, con la oración, pero también con esa seguridad de que el Señor nos acompaña. Dios está en el templo, pero también está en la casa, en la propia familia.
El segundo espacio religioso que me parece importante cuidar y rescatar en este tiempo es la amistad, los amigos. La pandemia tiene un costo enorme en la separación, la falta de un abrazo, de encuentros. Necesitamos de la amistad, porque ella como espacio religioso es la posibilidad de ser yo mismo, en libertad, con confianza. Para descansar, necesitamos tener espacios de libertad y de confianza frente a otros.
Es muy importante cuidar la amistad, acudir a alguien y saber que es máximamente respetado, valorado, que es querida, querido. Los amigos tienen la capacidad de hacer de la vida algo lindo. Uno sale transformado de ese encuentro, sale descansado. Ese encuentro de amistad le agregó algo a la vida, que no lo agrega nada ni nadie.
El tercer espacio, es la comunidad cristiana, con su pastor. Es muy importante revisar nuestras liturgias, porque a veces no nos descansan, a veces las liturgias son un lugar para cumplir y eso no nos descansa.
La Misa tiene que ser un lugar de encuentro con el Señor, a través de la Palabra, la oración, el canto, la alegría de estar y compartir. Pero también la comunidad cristiana en su capacidad de ser solidaria, con los enfermos, los que sufren, los más pobres, en la catequesis. Una comunidad cristiana tiene que ser un lugar para recuperar el sentido de la vida.
Son tiempos difíciles. Algunas personas están viviendo momentos de mucha zozobra, de mucha incertidumbre, hacia el presente y hacia el futuro. Y eso nos agobia de tal manera que nos hace perder el sentido de la vida y nos lleva a una tristeza profunda. El Señor nos está invitando a recuperar el sentido, descansando, generando espacios religiosos. Cuidemos la familia, cuidemos la amistad, cuidemos la comunidad cristiana.
El evangelio termina diciendo que luego de ese momento de descanso, se encontraron con un montón de gente y el Señor tuvo compasión. Cuando uno puede descansar un poco, religiosamente, vuelve a la vida con compasión. La compasión me hace estar atento al otro. La vida del hermano no me es indiferente; el otro que está a mi lado, el vecino, mi compañera o compañero de trabajo.
Los invito a recuperar estos espacios religiosos en estos momentos que nos toca vivir. Esto es un tiempo largo, tenemos que estar fuertes para saber sobrellevarlo. Descansen en el Señor, en casa, con los amigos y en la comunidad cristiana.”