Quién es Dios? El que engrandece. ¿Quién es la persona humana? La que está llamada a ser engrandecida

 

El Arzobispo de Mercedes Luján, +Jorge Eduardo Scheinig, presidió la Eucaristía en la Solemnidad de Todos los Santos, el domingo 1º de Noviembre, desde el Santuario de Luján.

El texto que compartimos es una transcripción textual de la homilía

A veces es necesario visibilizar lo invisible. Lo invisible no significa que no sea real. Es invisible, pero real. Y a veces necesitamos visibilizarlo, como es el caso de la santidad, de los santos.

Llama la atención cómo se hizo visible la noche de brujas, la noche de los muertos. Y fíjense que es algo que no tiene nada que ver con nuestra tradición cultural.  Lo que quiero decir es que se visibilizan las cosas que muchas veces no son de la tradición, sino son del negocio. Necesitamos entonces poner en el mundo, visibilizar, la santidad, y a las santas y a los santos.

¿Qué son los santos, quiénes son los santos, qué es la santidad?

Es una pregunta muy importante y la respuesta también es muy importante, porque de acuerdo a la respuesta que demos, también podemos entender un poquito más quién es Dios y quiénes somos nosotros, qué es el ser humano.

¿Quiénes son los santos, qué es la santidad? De acuerdo a lo que respondamos, aparece más clara la imagen de Dios y del hombre, de las personas.

Los santos, las santas, son personas concretas, de carne y hueso, que tuvieron que hacer el camino de la vida como lo hacemos nosotros, pero vivieron y viven una comunión original con Dios, personalísima, de tal manera que esa comunión los lleva a su máxima plenitud humana.

Hoy se dice “los santos hicieron una comunión con Dios que los llevó a ser la mejor versión de sí mismos.” Más plenitud no podían alcanzar. Esa comunión, esa alianza tan fuerte que hicieron con Dios en sus vidas, los plenificó de tal manera que alcanzaron su máxima humanidad.

¿Quién es Dios? Es un engrandecedor del hombre. Nuestro Dios engrandece la vida de los hombres, varones, mujeres. Fíjense qué lindo es pensar en esto. Dios cuando entra en contacto con la vida, con nuestra vida, la engrandece.

¿Quién es Dios? Es el que lleva adelante una tarea delicada, artesanal, de que cada uno de nosotros sea llenado y  llevado a la plenitud.

¿Quién es el hombre, quienes son las personas, el ser humano?

Es una promesa inacabada, que siempre podemos más. Los santos dejaron de lado la mediocridad. Se pelearon con la mediocridad. La mediocridad es “bueno es así, hacemos lo que podemos, bajamos los brazos, diríamos. Nos ponemos techo” Los santos no se ponen techo. No dice hasta acá. Siente en su corazón que Dios los lleva a más.

La santa, el santo, no es una conquista, no es un conquistador de sí mismo, no es un cruzado de su vida. No es eso. Porque muchas santas y santos son mártires, es decir, perdieron la vida en su búsqueda en plenitud. Eso no es una conquista humana. Los que quieren conquistar la vida siempre buscan el éxito. La santa, el santo, busca el amor, la comunión con Dios.

Dios lo engrandece, lo lleva a su máxima plenitud y con su máxima libertad, el ser humano, la santa, el santo, con su pequeñez, con su lucha con su propio pecado, con la realidad, el contexto, se deja llenar de Dios y acepta el desafío de ir a más,  dejar que Dios lo plenifique.

Por eso los santos inspiran, motivan, pero no hay que copiarlos. Y esto me parece muy importante.  Porque si los copiamos, corremos el riesgo de no hacer el propio camino de santidad, el original que estamos llamados cada uno de nosotros.

El Papa Francisco ha escrito una exhortación muy linda que se inspira en el final de estas bienaventuranzas, Gaudete et exulsate, “Alégrate y regocíjate”, la última bienaventuranza. Vale la pena repasarla.

La Palabra de Dios también nos dice que los santos son una muchedumbre. La primera lectura del Apocalipsis nos habla de una muchedumbre, porque el pueblo de Dios es santo. Y en el pueblo, pueblo hecho de todas las naciones, de razas, no tenemos un modelito de santidad asociado a una raza, a un color de piel, a una cultura. Es una muchedumbre.

El pueblo de Dios es santo, y algunos son conocidos, porque la Iglesia los ha canonizado. Pero la mayoría son anónimos.

En esa exhortación, el Papa habla de los santos de la puerta de al lado. Hay mucha santidad porque el pueblo de Dios es santo y porque el Espíritu habita en nuestro pueblo.

En esta casa, cuando se llena de peregrinas, de peregrinos, y  los sacerdotes podemos tocar el misterio de la vida de cada persona, escuchando, compartiendo la vida, descubrimos que hay mucha santidad.

¿Qué quiero decir con esto? Que hay mucha comunión original entre Dios y las personas. Algunas personas vienen con una carga de sufrimiento enorme. Nosotros somos testigos de la santidad de esas personas. Una muchedumbre. No estamos solos en el camino de la santidad.

Hoy la Iglesia los recuerda a todos, los conocidos y los anónimos.

¿Quiénes son los santos, las santas? Los felices, los dichosos, los plenos. ¿Por qué? Porque en distintas circunstancias, positivas o negativas, se dejaron llenar por Dios. No los llenó las circunstancias de la vida; entonces cuando les iba bien, estaban exultantes y cuando les iba mal, bajaban los brazos y se peleaban con la vida. No.

“Felices ustedes los pobres, felices ustedes los perseguidos, felices ustedes los mansos, los misericordiosos, felices, plenos, porque en sus vidas se dejaron llenar por Dios, se dejaron plenificar por Dios”.

 Es fundamental en este tiempo del mundo que aparezca la santidad, que aparezcan los santos, es fundamental visibilizar la santidad y a los santos, la muchedumbre, los que están en las estampitas y en los altares y el que tenemos en la puerta de al lado, que también habría que visibilizarlos, darlos a conocer. ¿Por qué? Por dos cosas fundamentales.

Porque el santo y la santa son los mejores evangelizadores, evangelizan con su vida. No te largan un discurso vacío, te hablan de lo que Dios hace en sus vidas, con sus propias palabras, con sus gestos. Son una síntesis del evangelio de Jesús, hecho carne, hecho vida. Ellos son la misión. Su vida es la misión.

Es importante visibilizar muchas vidas que nos traen el mensaje de Jesús en ellos, en su carne.

Tendríamos que tener menos vergüenza, ser menos competitivos. En las comunidades parroquiales ser capaces de hablar de los santos y de las santas de la puerta de al lado. Nos haría mucho bien al mundo cargado de tanta negrura, sería poner al mundo levadura, sal, luz.

La santidad humanizaría más al mundo. ¿Y por qué también es importante visibilizarlos? Porque con sus vidas nos ayudan críticamente, nos critican sin decir nada, nos muestran la distancia en la que estamos y eso nos hace bien.

Las personas que son capaces de aceptar esas críticas se sienten desafiadas a más. Y entonces los santos son como una cachetada a la mediocridad humana.

No sé si esto es así, capaz que yo lo ví en una película. ¿Vieron que se dice que la persona que se está ahogando, cuando va el rescatista, enseguida empieza a manotear, – no sé si es así – discúlpenme si me equivoco, pero la metáfora ayuda – le tienen que dar un cachetazo para que reaccione?

En estos momentos de tanta situación de ahogo, el santo nos pega una cachetada como para que reaccionemos. Son críticos, son contraculturales. Nos muestran que por ahí no es el camino de la plenitud. Que el camino puede ser el narcisismo,  que el camino puede ser llenarnos de uno mismo, el camino es el individualismo, la indiferencia y eso no tiene nada que ver con  la santidad.

Es una linda fiesta la de hoy , ¿quién es Dios? El que engrandece. ¿Quién es la persona humana? La que está llamada a ser engrandecida.

Pidámosle a Dios que podamos nosotros en nuestra Iglesia, llena de santas y santos- una muchedumbre- podamos en este tiempo tan particular de la historia que nos toca vivir, visibilizar la santidad y así tener ganas de santidad. No para otros, para vos misma, para vos mismo.

Pidámoslo a Dios como un deseo grande. Nuestro corazón, nuestro interior, está hecho a imagen y semejanza de Dios. Eso significa que nosotros tenemos adentro una fuerza, un deseo, de muchísimo. No nos podemos conformar con que nos llenen con cositas. Eso es la mediocridad, cuando te conformidad llenándote con cositas. Y eso te pone en crisis, porque adentro tuyo vos tenés, siempre vas a tener ganas de más, siempre más.

Pidámosle a Dios que nos de la gracia de la santidad