El Señor los llama a ustedes, catequistas, para que enamorados de la Palabra, enamoren a otros y generen una fuerza y una vida nueva

El Arzobispo de Mercedes Luján + Jorge Eduardo Scheinig presidió la Eucaristía en el Día del Catequista, desde el Santuario de Luján, el viernes 21 de agosto.

Durante la celebración de la Santa Misa los catequistas renovaron su compromiso de ser fieles a la misión encomendada y presentaron signos que identifican el modo de dar catequesis en este tiempo particular  

Día del Catequista

Luján, 21 de Agosto de 2020

+Jorge Eduardo Scheinig
Arzobispo de Mercedes- Luján.

Lucas 5,1-11

Es un evangelio que nos ayuda a pensar nuestra identidad como cristianas y cristianos. El encuentro de los obispos latinoamericanos de Aparecida llegó a decir que nuestra identidad es ser “discípulos misioneros”, no discípulos y misioneros. En este círculo virtuoso en el que damos y aprendemos. En la misión aprendemos y toda la vida cristiana es ser discípulos de Jesús, escuchar su Palabra y entregarla. Este Evangelio que nos revela nuestra identidad nos ayuda a pensar, a reflexionar en este día del catequista en esta misión específica dentro de la Iglesia, cristianas, cristianos que son llamados para un servicio: transmitir la Palabra, no sólo para los sacramentos, sino también para que otros lleguen a descubrir esta identidad cristiana, que en el fondo es una manera de ser, de vivir.

Jesús se encuentra con los pescadores que estaban lavando las redes y que habían pasado toda la noche pescando, pero no pescaron nada. ¿Cuál sería el ánimo de esos pescadores? Es muy importante el tema del ánimo, del alma, de las motivaciones, ese soplido interior que hace que uno se ponga en movimiento. Imagino que ese ánimo se habría convertido en desánimo, porque cuando uno tiene todo para alcanzar un objetivo –la pesca -, tenían la barca, las redes, sus manos, tenían todo y la pesca no se da, ese ánimo se transforma en desánimo y uno queda bajoneado, porque no pude hacer lo que deseaba.

Nosotros conocemos ese sentimiento.  Pensemos en el desánimo que muchas veces invade a los agentes pastorales y también a los catequistas. Nos desanimamos porque no alcanzamos los objetivos, y tenemos todo –los materiales, los lugares, las personas. En este año hemos descubierto lo que significa transmitir catequesis a través de las redes sociales.

El desánimo es un sentimiento complejo porque pone todo patas para arriba, me termina cuestionando la validez de lo que hago, de lo que no hago, si sirvo, si no sirvo, si sirve. Cuando el desánimo se convierte en algo agudo, también pone patas para arriba la fe. Un desánimo grave nos quita el sentido de lo que hacemos y poara qué lo hacemos.

Jesús ve a estos pescadores que lavaban las redes y sabe que esos pescadores serán sus amigos íntimos, los que Él va a enviar para la primera misión que será la fundante de todas las misiones, Jesús sabe que ellos serán sus amigos y sus continuadores.

Jesús va a estar presente a la multitud, pero muy especialmente va a trabajar en el ánimo de ellos y van a comenzar con Jesús una escuela novedosa, una escuela de vida; porque al entrar en contacto con Jesús no van a adquirir una doctrina nueva, van a descubrir otra manera de vivir. Y tanto se van a motivar, tanto ánimo van a alcanzar, que van a dejar todo para que otros también se animen a esa manera de vivir.

Hay dos cosas claves para nuestra vida catequística. Los discípulos se dieron cuenta que Jesús atrae, su Palabra es atractiva. Se retira a una barca a predicar, la gente lo escucha y esos pescadores van a ver que la Palabra de Jesús atrae, despierta en la gente novedad, hace que las personas la escuchan descubran lo mejor de sí mismas. No se trata de ser más o menos inteligentes o más o menos capaces. Jesús atrae de tal manera que despierta en el que lo escucha el sentido pleno de la vida, lo mejor de cada ser humano.

Cuando nosotros hacemos experiencia, nos damos cuenta que vale la pena, dar tiempo, dar vida. Jesús atrae y nosotros tener que tener cuidado en no convertirnos en profesionales de la Palabra, sino ser personas enamoradas de la Palabra.

La Palabra de Jesús no la podemos recitar de memoria. Esa Palabra no despertaría nada en otros, ni siquiera en nosotros mismos. La Palabra de Jesús es Palabra VIVA.

Lo segundo que van a experimentar los apóstoles, ya en la intimidad de la barca, que esa Palabra es poderosa, es eficaz, que lo que dice se realiza y que incluso realiza cosas que no son lógicas. No era lógico pescar a la mañana, se pescaba de noche. Ellos se dan cuenta que la Palabra de Jesús rompe nuestras lógicas, tiene la fuerza de hacer la Vida, la misma fuerza de Dios creador, la Palabra de Jesús recrea la Vida.

Podemos dar testimonio de la fuerza que tiene la Palabra de Jesús. O acaso un papá, una mamá, un matrimonio que viene peleado con la Iglesia y trae a su hijo a la catequesis y nosotros vemos el cambio que va haciendo esa persona en contacto con la Palabra del Señor, quién hace ese cambio, que parece imposible? Quién lo catequiza un niño cuando pesca el misterio de Dios como yo no lo pesco, que nos dice cosas que uno no puede dejar de admirar? No es el Espíritu, no es Dios, no es la fuerza de la Palabra? Comunidades que se convierten que a partir del ministerio de la catequesis generan un estilo de parroquia distinta. No es la fuerza de la Palabra, cuando parroquias que están desanimadas por la catequesis recobran vida?

Acaso sacerdotes, obispos, que nos convertimos a la Palabra y nos acercamos a los más pobres con un corazón solidario?

Los discípulos van a experimentar que el Señor es atractivo y que está tan comprometido con la vida que él la recrea. Nuestra identidad de catequistas está ahí, en la confianza en Jesús y su Palabra que hace despertar lo mejor de las personas.

Por eso cuando termina la pesca y los discípulos se dan cuenta que están delante del Señor, escuchan de Jesús: “Ustedes serán pescadores de hombres”. Jesús invita a esos sencillos hombres a generar en el mundo una revolución. Nosotros estamos invitados  a lo mismo, en este tiempo.

En este tiempo que nos toca vivir a nosotros, en este momento de la historia, el Señor los llama a ustedes catequistas para que enamorados de la Palabra, enamoren a otros y generen una fuerza nueva, una vida nueva. En los momentos de desánimo tenemos que ser muy capaces de volver a este Evangelio y hacer lo que hicieron estos discípulos.

Finalmente Pablo, termina en la carta a los Romanos con preguntas que inquietan, pero también animan. Cómo creer sin haber oído hablar de él? Cómo oír hablar de ´Él si nadie lo predica? ¿Quién lo predicará si nadie se los envía? Ojalá que en este día, estas preguntas nos vuelvan a sacudir. Estamos invitados a creer y porque creemos predicamos, y porque creemos y predicamos, la Iglesia los envía.

Yo como obispo de esta arquidiócesis les digo: “Vayan, confío en ustedes los envío, ejerzan este oficio a tiempo y a destiempo, no dejen de predicar a Jesús”

La Santa Misa fue transmitida en vivo por las redes sociales del Santuario de Luján y del Arzobispado.

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