En el tercer encuentro del Taller sobre Laudato Sí, «PREPAREMOS EL FUTURO», realizado el martes 18 de agosto, el Dr, en Derecho Humberto Podetti, reflexionó sobre «La Pastoral Social y la raíz humana de la crisis ecológica» (Capítulo III LS)
El encuentro se desarrolló a través de la plataforma zoom y se transmitió en vivo por el canal de youtube de la Arquidiocesis Mercedes Luján.
Compartimos su reflexión, que gentilmente preparó para nosotros.
La Pastoral social y la raíz humana de la crisis ecológica
Humberto Podetti
Hace cinco años, Francisco nos dirigió una carta a todos los habitantes del planeta. Sin distinción de religiones, culturas, idiomas, espiritualidades. Nos dijo que el mundo y la humanidad estaban en la peor situación de doscientos años. Que era una crisis grave y terminal. Porque la velocidad con la que estábamos devastando la naturaleza superaba el ritmo biológico de recuperación natural. Y porque estábamos excluyendo a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños de la sociedad, sometiéndolos al hambre y la miseria, en un mundo en el que había bienes y conocimiento suficientes para que todos tengan una vida digna.
La carta describía la causa -exclusivamente humana- de la situación: el sistema económico y político tecnocrático que gobierna el mundo. El mismo sistema al que San Juan Pablo II se había referido como “una verdadera cultura de muerte…promovida por corrientes culturales, económicas y políticas portadoras de una idea de la sociedad basada en la eficiencia”, que permitía hablar “de una guerra de los poderosos contra los débiles” (Evangelium vitae, 4a, 12).
El sistema tecno económico, nos dijo Francisco, se funda en dos pilares: un extraordinario dominio de la ciencia aplicada y la tecnología y una gigantesca concentración de la riqueza. Nunca antes en la historia la riqueza y la tecnología dieron tanto poder a tan pocos, sin control alguno y en ignorancia consciente de todos los límites.
Esa minoría convirtió a la ciencia y la tecnología en medios para apropiarse de la naturaleza, eliminar el trabajo humano y excluir de la sociedad a millones de personas. Y también la transformóen paradigma universal de comprensión de la vida, porque es difícil usar los recursos tecnológicos y no ser dominados por su lógica. Mediante ese proceso, concluyó controlando la economía global y sometiendo la política. Y finalmente erosionó el sentido de la vida personal y social.
En su carta, Francisco nos convocó a todos a transformar el mundo, mediante un cambio profundo en la vida, los modelos de producción y consumo, las estructuras de poder.
Y nos señaló el camino para hacerlo: resistir el paradigma tecnológico, realizar una profunda revolución cultural, aminorar la marcha. Poner en práctica el destino universal de los bienes y el conocimiento. Reconocer que no hay libertad sin responsabilidad y rechazar en nuestra conducta cotidiana el relativismo práctico.
Particularmente nos pidió preservar el trabajo. Y contribuir con lo que cada uno pueda para que todos los habitantes de la tierra tengan trabajo digno. Porque el trabajo confiere sentido y dignidad. Porque es el medio por el que las personas pueden ejercer los derechos y los deberes humanos. También nos dijo que el reemplazo del trabajo humano por máquinas o inteligencia artificial es una agresión contra la persona humana y una lenta pero inevitable disolución de la sociedad.
Cinco años después el mundo es aún peor. Enfrentamos una pandemia universal, cuyas causas están en los sistemas de producción, comercialización y consumo de bienes y de alimentos, en la contaminación del aire, el agua y la tierra, en la eliminación de los bosques, en la alteración irresponsable de los eco sistemas y de los sistemas de auto defensa de la vida. Y en sistemas políticos en los que los pueblos no deliberan ni gobiernan. En cambio, sí gobierna el sistema económico global, fundado en un mercado estructurado a partir del abuso de la posición dominante, es decir, del poder ejercido abusivamente sobre la naturaleza y sobre las personas.El mundo saldrá de la pandemia con más pobres y más desocupados que cuando comenzó.
Pero en estos cinco años también crecieron las movilizaciones de todos los pueblos del mundo, alzándose contra el sistema tecnocrático. Reclaman al unísono trabajo digno para todos los habitantes del planeta, acceso universal a los bienes y el conocimiento, participación popular en las decisiones, control político y social del mercado para que el comercio sea justo. También migran por millones, abandonando sus patrias porque no pueden vivir en ellas por la violencia económica o militar, y marchan al centro político/económico del mundo. Exigen pertenecer a una comunidad organizada.
Otro formidable signo de esperanza es que la pandemia nos permitió ver a todos los pueblos del mundo ejerciendo simultáneamente la solidaridad.
Y también por primera vez en la historia todos los pueblos tienen un interlocutor. Mientras los liderazgos políticos y económicos del mundo se provincializan, crece universalmente el de Francisco. Las multitudes de todas las culturas van a su encuentro allí donde peregrine. Y ahora millones lo escuchan virtualmente cuando habla desde la Plaza San Pedro desierta.
En casi todas las naciones, aún en las más ricas, nacieron movimientos populares. Una de las principales acciones que están encarando es la creación de trabajo, sublevándose contra la constante destrucción de trabajo humano digno en el mundo.
Respondiendo el clamor universal, Francisco dirigió una carta a los Movimientos Populares el 12 de abril, recordando que crear trabajo es el eje principal del proceso de transformación de la sociedad humana, y proponiendo el salario universal -y no la renta o ingreso universal sin trabajo-, reconociendo como trabajo genuino el trabajo de la economía popular, el trabajo solidario, el trabajo en el seno del hogar.
También creó la Comisión Vaticana del COVID 19 y propuso al mundo celebrar un Año Especial Laudato si’ 2020/2021, para comenzar a construir una nueva sociedad humana y dar sentido y dirección a la post pandemia.
Iluminado por esa esperanza, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral presentó el plan de Francisco. Durante este año y el decenio sucesivo dispongámonos a vivir juntos una experiencia de verdadero Kairos que se traducirá en un tiempo de “Jubileo” para la Tierra, para la humanidad y para todas las criaturas de Dios.
Todos estamos convocados a lograr que las instituciones u organizaciones en las que trabajamos o pertenecemos asuman el compromiso de actuar durante los próximos siete años bajo la guía moral y espiritual de Laudato Sí. Familias, diócesis, parroquias, escuelas, universidades, empresas, cooperativas, movimientos populares, gremios, órdenes religiosas, sociedades de fomento, clubes, órdenes religiosas. Y a lograr que en 2021 se comprometan el doble de organizaciones e instituciones que en 2020. Y así durante diez años, cada año el doble de las del año anterior. Hasta llegar a la masa crítica necesaria para transformar el mundo.
La urgencia de la situación requiere respuestas inmediatas, holísticas y unificadas en todos los niveles: local, regional, nacional e internacional. Centrándose especialmente en las comunidades de base, el Dicasterio apunta a un “movimiento popular” y a una alianza de todas las personas de buena voluntad.
Como el Papa Francisco nos recuerda, “todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades” (LS, 14).
PREGUNTAS
¿Puedo comprometer a una institución u organización a actuar durante los próximos siete años de acuerdo a lo que propone Laudato Sí?
¿Puedo colaborar durante los próximos siete años en que se mantenga ese compromiso?
Material apto para su lectura y descarga en el siguiente link
Abogado egresado de la UBA, postgraduado en la UCA y especializado en Derecho de la Integración y Comunitario y Derecho Económico y Contractual Latinoamericano. Ha sido Director de Proyectos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Profesor de Grado y Director y Profesor de Postgrado en la Universidad de Buenos Aires. Es Profesor invitado de la Universidad de la República (Montevideo) y de la Universidad Tecnológica Nacional. Es miembro fundador del Foro Permanente de Juristas y Asociaciones de Derecho Comparado del MERCOSUR, del Foro para la Unificación del Derecho Privado, del Instituto de Integración Latinoamericana de la Universidad Nacional de Cuyo, del Foro San Martín para la reunificación de nuestra América y miembro de la Asociación Argentina de Derecho Comparado, del Corredor de las Ideas del Cono Sur, del Instituto de Derecho Internacional Público, Relaciones Internacionales y Derecho de la Integración del Colegio Público de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires y Huésped de Honor y Coordinador Institucional de la Universidad Nacional de Cuyo en Buenos Aires. Ha dado conferencias y seminarios sobre temas de su especialidad en Universidades e instituciones