Este martes 11 de agosto a las 20 hs continuamos con el segundo encuentro del Taller sobre Laudato Sí, «PREPAREMOS EL FUTURO».
Nos acompañó Emilce CUDA, Dra. en Teología, para reflexionar sobre «La Pastoral Social y una Ecología integral» (Capítulo IV LS)
El encuentro se desarrolló a través de la plataforma zoom y se transmitió en vivo por el canal de youtube de la Arquidiocesis Mercedes Luján.
Emilce Cuda.
Ph.D. – S.T.D. en Teología Moral por la Pontificia Universidad Católica Argentina y profesora investigadora de la Facultad de Teología de esa universidad, especializada en el diálogo entre teología y política. Profesora Investigadora de la Universidad Nacional Arturo Jauretche de Argentina y directora del Programa de Estudios para la Cultura de esa universidad. Profesora Investigadora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA
(Universidad de Buenos Aires). Profesora Invitada en Boston College University, Northwestern University y De Paul University, de Estados Unidos de Norteamérica. Miembro del Equipo Asesor del CELAM. Secretaria Académica de la Maestría Internacional en Estudios del Trabajo de FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales).
Miembro del equipo internacional para el Programa OIT-Vaticano El Futuro del Trabajo, El Trabajo después de Laudato Si de la ICMC (International Catholic Migration Commission). Consultor senior de Economia de Francisco (Asis-Vaticano) Coordinadora del Grupo de Trabajo internacional de CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales) sobre Teología, Ética y Política: El Futuro del Trabajo y Cuidado de la Casa Común. Coordinadora internacional de UITEC (Union de Trabajadores de Edificio de Iberoamérica). Presidente para América Latina de la CTEWC (red mundial de teologos eticistas) 2016-2018. Presidente Internacional del RC43 sobre Religión y Política de IPSA (International Political Science Association). Discípula de los filósofos argentinos Ernesto Laclau y Juan Carlos Scannone. Último libro publicado: Para leer a Francisco. Teología, Ética Política, Ediciones Manantial, Buenos Aires, 2017 (Publicado en Italia por Bollati Boringhieri, 2018).
Conferencias en América Latina, Norteamérica, Europa y Asia.
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Compartimos el cuestionario con preguntas para la reflexión luego de este segundo encuentro.
A modo de síntesis de la charla, compartimos algunas de las reflexiones brindadas por la Dra. Emilce Cuda, sobre el capítulo IV de la Encíclica LAUDATO SI “Una ecología integral”.
Comenzó diciendo que el capítulo IV le parece central en la encíclica porque es lo que explica aquello que se dice de la encíclica y explica también los malos entendidos.
La Laudato Sí no es una encíclica verde.
Si la Laudato Sí es una encíclica social, el centro de la encíclica sigue siendo la cuestión del trabajo, por consiguiente no es una encíclica verde.
1.- La ecología como ambiental, económica y social
La ecología como ambiental, económica y social implica estos 3 conceptos.
¿Qué es la economía? Es el «nomos de la eco», eco significa casa y nomos significa ley; es decir que la economía es la norma, la ley con la cual vamos a administrar los bienes comunes de nuestra casa. Los bienes comunes, aquellos que son comunes porque si no los tenemos morimos, esos bienes comunes necesarios que nadie nos puede quitar, porque si nos los quitan, nos quitan la vida.
Si nos quitan el Oxígeno no podemos vivir, si nos quitan el agua no podemos vivir y si nos quitan la tierra tampoco; ya sabemos que la tierra se quita, también sabemos que el agua se quita, hay que pagarla, lo que nunca imaginamos era que íbamos a tener que pelear por el aire, y eso está pasando hoy, en los países donde no tienen energía y no pueden conectarse a los respiradores, están muriendo ahogados. Por eso la encíclica habla de economía.
Hay una forma de administrar estos bienes comunes que no está funcionando, hay algo en la casa que anda mal, porque los bienes que son para todos, no están llegando a todos, o están llegando de una manera agresiva. Entonces esta ley, esta lógica que regula la casa que no está funcionando requiere que le prestemos atención.
La crisis ecológica, dice el Papa, tiene dos caras, una cara social y una cara ambiental: la cara ambiental es el cambio climático, es el cambio del curso de los ríos, las contaminaciones, las deforestaciones, la extinción de especies, y la crisis social tiene que ver con el fin del trabajo.
Para los católicos el trabajo no es un problema económico, no reclamamos desde la Rerum Novarum hasta la Laudato SI, especialmente pasando por la Laborem Excercens trabajo para todos porque nos interesa económicamente, defendemos el trabajo por un motivo teológico.
Esa crisis se manifiesta también como una crisis social. El Papa, el miércoles pasado inició por 7 semanas una catequesis poniendo en el centro la crisis social. Hay que hacerlo porque algo está enfermo, las instituciones están enfermas y hay que sanarlas de manera urgente.
Cuando Jesús cura a un enfermo o resucita a un amigo muerto está sanando una familia, está volviendo a componer las relaciones de esa familia, la sanación siempre es física y social, dice el Papa Francisco.
Esta crisis ecológica que amenaza con llevar adelante la sexta extinción de la vida y del planeta tiene crisis sociales, y si queremos arreglar la crisis ambiental que es lo que a todos nos preocupa tenemos que ocuparnos primero de la crisis social, porque ésta es la causa de la crisis ambiental; la sexta extinción de la vida en el planeta va a ocurrir por una causa humana, nosotros somos los responsables, entonces nosotros tenemos que arreglarlo, sanar esas estructuras.
El Papa dice, si nos unimos, si tenemos fe, si tenemos esperanza, si tenemos caridad, podemos sanar las estructuras.
2.- La ecología cultural
El Papa dice tres cosas: habla de la cultura popular, del protagonismo de los actores locales, y de la explotación natural y cultural. Francisco denuncia que en el siglo 21 esa explotación, que ahora ya no necesita más a los trabajadores, porque fue reemplazada por el capitalismo financiero que elimina los puestos de trabajo, y en otro caso por la tecnología que también elimina puestos de trabajo, avanza sobre el planeta, sobre la tierra.
Además es una explotación no solo natural, sino cultural. Es un sistema que se roba las identidades culturales, y las identidades culturales no son algo menor, todos tenemos una familia y la familia salva.
Pero esta explotación avanzó sobre las culturas – dice el Papa-, las desarmó, las igualó. Anuló las diferencias entre las culturas, entonces no tenemos un lugar donde volver. No tenemos un lugar donde esté lo propio.
Esa cultura es la diferencia de cada pueblo, de cada familia, de cada país, es la que nos mantiene vivos, es el lugar donde volvemos, eso es la patria. Esa cultura también fue explotada, se anularon las diferencias culturales, se anularon los mitos históricos, dice Francisco
Además, hay un protagonismo de actores locales y hay que escucharlos, cada pueblo tiene sus referentes, su gente, que es autoridad en el pueblo, la gente que confiamos.
Esas identidades también son anuladas con este sistema que mata, que trata de igualarlo todo, y además dice el Papa hay un saber en ese pueblo, que no es el saber científico, es un saber sapiencial.
¿Cuál es la diferencia entre el saber de la ciencia y el saber de la sapiencia?, el saber de la sapiencia es el saber que está por fuera de la academia, pero es el que me permite sobrevivir, es el conocer los códigos. Ese es el saber que me va a dejar sobrevivir. Ese es el saber que hoy va a salvar a este planeta.
3.- La ecología de la vida cotidiana
La belleza es el gran componente de la política y de la economía.
El Papa dice que ese escenario ambiental hay que embellecerlo, porque la salvación es comunitaria y habla de experiencias de salvación. Yo me salvo en una comunidad..
Los cristianos creemos en un cuento donde la humanidad es una relación de amor y la salvación es con otros, es con todos. Esa es la ecología de la vida cotidiana. Es la integración urbana dice el Papa, cómo poder integrar los centros con la periferia. Hay que empezar a integrar sin anular la identidad de nadie, para que cada uno pueda aportar lo mejor de sí al otro.
Somos la única religión donde un Dios se encarna, es la única religión que valora los cuerpos, pone en valor los cuerpos, entonces esa integración urbana, esa vida cotidiana, esa experiencia de salvación comunitaria requiere de un primer paso y es volver a poner en valor los cuerpos.
Poner en valor los cuerpos es hacer un reconocimiento monetario de su trabajo, de su contribución a la sociedad. Y de eso habla el Papa cuando reclama un salario universal.
Los católicos no hacemos un reclamo económico por el trabajo, hacemos un reclamo teológico del trabajo. Entonces dice el Papa, ese reconocimiento del cuerpo es trabajo digno, es un reconocimiento monetario que le permita adquirir con dignidad aquello que necesita para vivir.
Y es un reconocimiento sexual de los cuerpos, de su responsabilidad en la reproducción y en el cuidado de la especie, y en las diferencias..
4.- El principio del bien común
Nadie dice que contiene el bien común. Y el Papa le puso contenido. Ese bien común es tierra, techo y trabajo. De alguna manera es una expresión simbólica, porque el bien común para la doctrina social de la Iglesia son las condiciones sociales, en las que yo luego voy a desarrollar mi vocación, ganar mi sustento. Hay que organizar una comunidad para garantizar las condiciones sociales y la primera condición es el trabajo.
Porque si hay algo en lo que imitamos a Dios es en el trabajo creativo. Trabajar es crear. El descanso es parte de la dinámica del trabajo. Dios trabajó y descansó. El trabajo es creatividad, salvo el trabajo en condiciones de explotación.
Dios creó de la nada, nosotros creamos a partir de la creación. Cuidamos la tierra y agregamos valor. Eso es la economía. El hombre cuando trabaja es parte de la economía de la salvación. Dios creó el mundo y nosotros lo desarrollamos, es un deber, agregar valor, pero cuidándolo.
Por lo tanto el primer bien común es el trabajo, y al trabajar, se dignifica mi vida. Por eso cuando los católicos defendemos a los trabajadores, no estamos haciendo política, estamos hablando de que no se les robe la dignidad. Para los católicos el trabajo es una cuestión teológica, lo dice Juan Pablo en Laborem Excercens.
La tierra es bien común porque es el puesto de trabajo . Si yo me apropio de toda la tierra, no dejo puesto de trabajo a otro.
La tierra, el techo y el trabajo son bienes comunes inalienables,
También es bien común el valor agregado por todas las generaciones y la tecnología, porque es producto de la creatividad humana de varias generaciones que acumularon saber y trabajo.
5.- La justicia con las generaciones futuras
Por eso hablamos de dones, justicia entre generaciones. La tierra es un don a partir del cual yo desarrollo riqueza. La riqueza es algo que se produce entre todas las generaciones. Pero si yo guardo para mí solo, esa riqueza cambia de nombre y se llama renta. La riqueza es el desarrollo integral de los dones que pasan a ser bien común de todos, administrados con justicia.
La renta es trabajo acumulado no remunerado y estoy atentando contra su dignidad.
Esta creación está en peligro grave. La agenda 2030 de la ONU dice que si no cambiamos 17 puntos de acá al 2030 no va a poder ser reversible la crisis. Tenemos que empezar por la casa, por el barrio, por el pueblo, por la profesión que tengo, hacerme cargo del clamor de la tierra y del hermano.