«La fuerza de la esperanza. Docentes con olor a tierra fresca». Jurec Mercedes- Luján

Compartimos el contenido de la charla brindada por nuestro Arzobispo en el Encuentro de docentes organizado por la Jurec Mercedes- Luján, del pasado miércoles 5 de agosto de 2020 «La fuerza de la esperanza. Docentes con olor a tierra fresca».

La esperanza es lo último que se pierde. Los seres humanos necesitamos sostener la esperanza. Por eso nos convencemos de que es lo último que tenemos que perder. La esperanza nos motiva a la espera. Esto es muy humano. Es un estado interior del alma. Fundamental para la vida de todos los días. Cuando la esperanza se viene abajo nos deprimimos, entramos en tristeza, se nos va bajando la fuerza de la vida cotidiana, no sólo como docentes, también en nuestras relaciones. Uno se vuelve una persona entristecida. Es fundamental cuidar la esperanza.

Si algo quiero hacer en este encuentro es cuidar la esperanza de ustedes. Animarlos a que cultiven la esperanza como algo fundamental para la vida de todos los días. Los tiempos que estamos viviendo no matan la esperanza, pero la ponen en jaque. Las situaciones que estamos viviendo ponen en jaque nuestra propia esperanza, nuestras motivaciones más profundas, nuestra energía para la vida. La esperanza es un tesoro que tenemos que cuidar.

Podríamos decir tres características del tiempo presente, propias de la vida:

1- MIEDO: ha crecido el temor, la desconfianza ante lo que está apareciendo.

2- PERPLEJIDAD: estar como azorados, no sabemos qué hacer, actitud de duda. Estado de irresolución. Nos cuesta tomar decisiones.

3- DESCONCIERTO: sensación de desorientación. Para dónde voy. Nos cuesta mucho ponderar.

Además inseguridad y angustia. Falta de apoyo y respirar aire nuevo. Stress.

Todo esto nos pone en jaque la esperanza (el deseo, las motivaciones, también el servicio docente).

La esperanza es lo último que se pierde. En nosotros hay un mecanismo para recuperar la esperanza. Fuerza interior que desea vencer los miedos, la inseguridad.

Los ciclos de la naturaleza nos van llenando de esperanza. Puede haber una espera automatizada, una espera forzada. En la pandemia el ciclo se rompe. Nosotros esperamos que las cosas cambien, mejoren. Puede ser que esperemos de manera pasiva, como espectadores de la vida (yo no cambié). Espero en los cambios de afuera pero también en los cambios de adentro. La esperanza la tenemos los seres que caminamos, que buscamos. Esperar activamente, no resignadamente. La esperanza me exige cambios personales (cuidado con vivir la vida mecánicamente).

Miedo – perplejidad – desconcierto – angustia – inseguridad me llevan a buscar mecanismos de esperanza (el control de la situación). Puede ser que esto no se dé. Puede haber una esperanza que se pierde y otra que no se pierde.

La esperanza creyente es más fuerte y más plena que la esperanza que les decía antes. Porque yo no espero que las cosas mejoren o espero controlarlas solamente, sino espero en el AMOR, espero en Dios.

No espero solamente que las cosas cambien, espero en una transformación mucho más grande que es la transformación del amor. No solo espero que las cosas cambien, no solamente controlar las cosas sino que se modifiquen de tal manera las cosas, que realmente sean transformadas y que yo también sea modificado y sea transformado, no espero solo cambios menores, espero cambios más importantes.

Jesús habla en parábolas sobre el Reino, busca hablar de algo muy misterioso como es la presencia de Dios con comparaciones. Lo que Jesús dice es:  el Reino está, es verdad que hay dificultades pero el Reino está porque aunque haya semilla que caiga en terreno pedregoso, al costado del camino, también hay semilla que cae en tierra fértil. El reino está.

El reino convive con el mal, hay dificultades.

Dios está en esta realidad histórica. Aunque haya mal Dios está presente  y cuando yo descubro eso quedo comprometido.

En el tiempo de Jesús, el clima cultural era el clima de la fatalidad. El pueblo de Israel vivió bajo la opresión de los romanos. No tenían libertad.

Cuando uno vive en medio de un clima de fatalidad no hay salida, estamos inmersos en una rueda que nos va encerrando, trágicamente. Lo único que esperamos es la muerte. Jesús dice que no es así, y rompe el círculo de la fatalidad, diciendo que Dios está presente en la vida. La presencia de Dios exige de parte de uno una confianza que no le viene por el control de las cosas, le viene por la Fe. Jesús es el hombre que va a transmitirnos esperanza por la presencia de Dios en medio de la historia.

Esa experiencia abre horizontes nuevos, si Dios está metido en la vida tiene un sentido distinto.

Cuidemos la esperanza, cuidemos la presencia de Dios en nuestra vida.

La actitud fundamental de la educación es la intervención, ustedes inciden en la vida de los chicos, intervienen.

Es verdad que hay una actitud fundamental en la educación que es esa intervención, incidir directa y positivamente sobre la vida de los alumnos. Propongo pensarlos como tierra fresca, pensarlos como continente.

Les propongo esta otra actitud de la educación, que para mi gusto es fundamental para sostenernos en la esperanza: que es ser tierra, ser continentes de estos alumnos que son como las semillas. Ustedes la tierra, los alumnos la semilla. En ese proceso de semilla en la tierra hay un misterio químico, porque la semilla tiene vida, pero si no tiene la vida de la tierra, la semilla puede quedar infecunda, entonces la vida de los alumnos es fundamental pero la vida de ustedes le da un nutriente, le da un plus que es lo que hace que germine, no alcanza sólo con la intervención directa.

En el Evangelio Jesús dice  que el reino de Dios es como un hombre que echa a la semilla en la tierra, sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo sin que él sepa como.

La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga y al fin grano abundante en la espiga, cuando el fruto está a punto él aplica enseguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha.

Jesús usa esta imagen bellísima, que es la semilla en la tierra y la tierra le da fecundidad.

Ustedes queridos maestras / maestros / educadores son tierra. La esperanza que nosotros podemos alcanzar en este tiempo tan difícil, lleno de miedo y perplejidad, es que hay gente que es tierra fértil, continente, capaz de dar algo fundamental para que se desarrolle la vida.

El mecanismo fundamental para la salvación es la química entre la tierra y la semilla.

…les aseguro dice Jesús que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere queda solo, pero si muere da mucho fruto.

La tierra como el continente que es capaz de hacer que esa semilla genere una transformación espectacular. Porque es verdad que algunas semillas quedan en tierra y quedan semilla y no se produce el fruto, pero el desafio que nosotros tenemos es ayudar a que se de ese proceso que es un proceso vital.

Estamos viviendo tiempos de profunda deshumanización, para mi es pérdida de calidad de vida y sentido de la vida. El tiempo que estamos viviendo es un tiempo que nos quita calidad de vida  y sentido de la vida.

Nosotros podemos como tierra fresca, como tierra húmeda hacer ese servicio para que la semilla encuentre su plenitud, haga el proceso de crecimiento.

Qué es esta tierra? Adquirir mucha humanidad. Para mí la humanidad, es la capacidad de recibir la vida como viene, no como deseo que venga. La vida como viene.

Un signo de humanidad es ser capaces de recibir la vida como viene. De escuchar mucho. De contener, sostener, apuntalar, de ser capaces de despertar horizontes, de dar razones de la vida y de la esperanza.

Que es actuar en estado de emergencia? Si nosotros pensamos que la educación en este tiempo de pandemia y de post pandemia es solo la incorporación de contenidos, de aprendizajes significativos, vamos a hacer un aporte importante pero no el que se requiere en este tiempo que es una mayor calidad de vida, calidad humana.

La educación para mi es fundamental que se convierta en aportadora de la vida, apostar por la humanización es apostar por la vida.

No dejen de rezar, no dejen de conectarse con Dios.

Lo que trate de decirles es que,  la esperanza no es  algo automático.

La esperanza en el fondo la da Dios. Y Dios es capaz de generar cosas sumamente novedosas.

Jesús va a la cruz, Jesús muere y pasa algo sorprendente. Dios le dice muerte no, Vida. La Resurrección es la experiencia más fuerte que tenemos los cristianos para agarrarnos a la esperanza. Dios es capaz de hacer cosas sorprendentes.

Podés encontrar la charla completa en nuestro Facebook Arzobispado Mercedes Luján