«La valentía es sostener la comunión, mantener la unidad, ser capaces de ser puentes.»

El Arzobispo de Mercedes- Luján,  presidió la Eucaristía en el XII Domingo durante el año, desde el Santuario de Luján. 

Compartimos la homilía de nuestro padre obispo +Jorge Eduardo Scheinig

«Dice el Señor a sus discípulos: “No teman”. Es reiterado en el Evangelio de hoy este pedido. “No tengan miedo”. El miedo para nosotros es algo habitual, nos hace precavidos, atentos, hay un instinto de conservación.  Y a veces el miedo es lo que nos pone en estado de alerta. Dicen que se produce dentro de nosotros una cuestión química, que hace que estemos con los ojos más despiertos, los oídos más atentos.

Pero Jesús no se refiere  a este tipo de miedo.  Hay un miedo que nos lleva a la cobardía, nos hace cobardes, pusilánimes, de alma pequeña. Distinto a la valentía. El valiente es alguien firme, robusto, arriesgado. Jesús le dice a sus discípulos y a nosotros: “Sean valientes, No tengan miedo”

Jesús al hacerse hombre encarna la voluntad del Padre, el deseo del Padre, lo que los Evangelios llaman Reino de Dios. Jesús encarna con sus palabras, con su vida, el proyecto del Padre. Que en el mundo se haga presente el proyecto del Padre, que se haga su voluntad, el Reino, que es otra manera de ser y de estar en el mundo.

En el mundo hay muchas cosas lindas y buenas. Pero también hay una lucha no menor con el mal. Hacer la voluntad del Padre es todo un trabajo por el cual Jesús dió la vida.

Durante un tiempo Jesús fue formando  a sus discípulos, los lleva a su escuela, que no es una escuela con pizarrón, sino que es una «escuela de vida». Los va formando en la intimidad, en lo secreto y en algún momento les dice “Vayan al mundo”.

Jesús les advierte que esto no va a ser fácil, hacer este proyecto en este mundo donde hay una lucha entre el bien y el mal, es serio. Van a venir dificultades de parte de gente que no los conoce, pero también de amigos y de familiares. Va a haber oposición. No es tan fácil que la voluntad de Dios se haga en el mundo. Van a hablar mal de ustedes, los van a difamar, van a mentir sobre ustedes.

A Jesús los suyos lo llamaban loco. Los van a torturar y hasta los van a matar. Para que la voluntad de Dios se haga en el mundo, van a sufrir persecuciones  hasta la muerte.

Por eso hoy Jesús les dice: “No tengan miedo, no se acobarden, sean valientes”. ¿Por qué? Porque bien vale la pena poner todo para que la voluntad de Dios se haga presente. Vale la pena dar la vida por el Reino, aunque muchas veces uno creyera que la Buena Noticia cae en saco roto, que uno no percibe la eficacia de la Buena Noticia; la verdad es que el Reino trabaja, como una semilla, como la levadura. Vale la pena! Porque esto es de Dios!

La vida de ustedes es muy valiosa para Dios, vale la pena hacer presente el Reino de Dios y la vida la cuida Dios.

Por eso si hay alguien a quien temer, -dice Jesús-, es a aquel que puede separarnos de Dios, separarnos eternamente del proyecto de Dios. ¡No tengan miedo! ¡Anímense! Sean valientes

Transformar el mundo de violento a pacífico y reconciliado es un trabajo que si te comprometés en serio, te quita el sueño.

Transformar el mundo de injusto a justo, es correr riesgo de vida.

Salir de la corrupción para hacer un mundo, una sociedad más ética, más moral, es un trabajo difícil

Transformar el mundo de la desigualdad de oportunidades en un mundo donde todas las personas puedan vivir con dignidad, apostar por la dignidad humana, ese es el trabajo del Reino. Todos somos hijas e hijos de Dios, iguales ante el Padre, hermanos entre nosotros, porque Dios no hace diferencias. Dios quiere un mundo donde todo ser humano se sienta ser humano, hijo e hija de Dios, hermanos.

Si te vas comprometiendo, hacer que el Reino esté presente, implica tiempo, vida, corazón. Una coherencia de vida que cuando la alcanzás, molesta.

El Antiguo Testamento nos habla de algunos hombres que por hacer presente la voluntad de Dios- los profetas-  los mataban, eran incómodos. La coherencia de vida incomoda. Tanto incomoda que querés sacarla.

El que se va acomodando a las distintas situaciones y dice cosas distintas según el que lo escucha, no incomoda; el que zafa, pasa.

El que asume la coherencia del Reino corre riesgo de vida. El Señor hoy nos invita a esta valentía. A no tener miedo. Tenemos que pedir la gracia para ser fuertes. El mundo va a cambiar cuando haya muchas personas comprometidas por el Reino.

Entre nosotros, en nuestra sociedad, en la Argentina, en este tiempo que corre, estos momentos son tan delicados, tan difíciles, y uno piensa lo que se viene en la post pandemia. Todos intuimos que son tiempos en los que tendremos que arremangarnos mucho.

Algunos pueden pensar que la valentía es estar de un lado o de otro. Alguno puede pensar que se es valiente si al otro se lo trata como a un enemigo.

A mí me parece que la valentía es sostener la comunión, mantener la unidad, ser capaces de ser puentes, cristianos que apuestan a la comunión.

Nosotros cristianos que hemos sido llamados a hacer presente el Reino de Dios aquí, el desafío es hacer presente una comunión que muchas veces es ridiculizada, una unidad de vida, una comunión que muchas veces se piensa como una tontería.

Los invito a que escuchando el llamado del Señor, seamos fuertes, robustos, valientes, viviendo el Evangelio.

Si nosotros apostamos por la cobardía, la división, el desencuentro, el camino que vamos a recorrer es el camino de la disolución.

Los invito a pedir esta gracia al Señor para que el Reino se haga presente entre nosotros.