Este año el Arzobispo está recorriendo el camino de la cuaresma hacia la Pascua con la comunidad de la Catedral de Mercedes. Compartimos su homilía en la Misa del Primer domingo de Cuaresma.
«Cuando celebremos la Pascua dentro de poco más de un mes, vamos a celebrar que Jesús muere y resucita. Pero para celebrar verdaderamente, nosotros estamos invitados a morir con Él y resucitar con Él.
Y este año la liturgia nos invita a un ciclo de lecturas que tienen que ver con el bautismo. Leemos las lecturas del ciclo A, que son lecturas que se usaban antiguamente para aquellos que en la Pascua se iban a bautizar. Durante la cuaresma se iba haciendo el catecumenado con la Palabra de Dios, porque el bautismo es una experiencia fundante de nuestra identidad cristiana.
Al comienzo, en las iglesias había pilas bautismales que eran piletas y la gente entraba a la pileta, porque bautizar significa sumergir. Y había tres escalones para entrar al agua y tres escalones para salir: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; somos bautizados en el nombre de Dios.
El bautismo es la primera experiencia que nosotros tenemos para identificarnos con Jesús en su Pascua, porque en el bautismo descendemos, quedamos empapados de Dios y ascendemos. La vida cristiana es vida pascual. Estamos invitados siempre a bajar y subir, a morir y resucitar.
La cuaresma este año es una linda invitación para pensar en nuestra condición de bautizados, de personas que quieren morir y resucitar permanentemente, identificados con Jesús.
El próximo domingo leeremos el Evangelio de la Transfiguración y los siguientes domingos, las lecturas serán del Evangelio de san Juan.
El tercer domingo de cuaresma leeremos el texto de la samaritana, y Jesús va a decir «Yo soy el agua», en el cuarto domingo, el texto del ciego y Jesús va a decir «Yo soy la luz» y antes del domingo de ramos leeremos la resurrección de Lázaro y Jesús dirá «Yo soy la vida».
Sed- agua, oscuridad-luz, muerte-vida. La cuaresma se nos convierte en un tiempo lindísimo para tomar conciencia de nuestra identidad cristiana, personas llamadas a la luz, a la vida, pero que antes tenemos que pasar por la oscuridad, por la muerte, por la sed.
En el evangelio que acabamos de escuchar de San Mateo, Jesús va al desierto antes de iniciar su vida pública, y en la soledad del desierto donde pasa cuarenta días, al final siente hambre. Y el diablo lo va a poner a prueba, lo va a tentar. Jesús va a responder al diablo, a la tentación.
La primera tentación es el hambre y la tentación es “hacé que estas piedras se conviertan en pan” y Jesús va a responder «No solo de pan vive el hombre».
El diablo lo va a tentar a hacer milagros “tirate de acá arriba, los ángeles te van a sostener” y Jesús va a responder «Yo no tengo ganas de tentar al Señor». Y finalmente el diablo lo va a tentar con el poder, las riquezas, el honor y Jesús con mucha conciencia le responde con textos de la Palabra. «Solamente hay un Señor y yo voy a adorarlo a él y a él voy a rendirle culto. No quiero adorar a ningún otro dios».
El señor es probado a cambiar el camino que Dios le trazaba, es probado para salirse del proyecto de Dios, para entrar al proyecto del diablo. Jesús es tentado para salir de la voluntad de Dios, para hacer la voluntad de aquel que tiene el anti -proyecto de Dios.
La primera lectura nos recordaba la primera tentación, la tentación original, la primer prueba hecha al primer hombre, varón –mujer. El autor sagrado es capaz de expresar lo que le pasa al ser humano cuando es probado, cómo va cayendo sutilmente. Y la prueba para ese primer hombre es quedar centrado en si mismo, “no a Dios, sí a mi yo”. Es un texto muy fuerte que describe lo que nos pasa. En el fondo la prueba es poner al yo por encima de todo, y Jesús responde al diablo diciéndole que lo que está en el centro es la Palabra de Dios, Dios y su proyecto.
Estamos invitados a pensar en nuestras pruebas de la vida, o la misma vida como una prueba. La palabra tentación significa prueba y la palabra experiencia tiene la misma raíz. No necesitamos pruebas extraordinarias para ser tentados, somos tentados en las experiencias cotidianas de la vida. Estamos invitados a elegir a Dios y su proyecto.
Les pregunto
¿Qué recursos tenemos nosotros para responderle al tentador?
¿Cómo hacemos para que nuestra respuesta al proyecto de Dios sea una respuesta libre, desde adentro?
¿Cómo es nuestra relación con la Palabra de Dios?
¿Somos personas que hemos meditado la Palabra de Dios y la hemos internalizado de tal manera que en las experiencias de la vida respondemos con los criterios de la Palabra?
A veces podemos citar la Palabra de Dios pero no la hemos meditado, no la hemos rumiado suficientemente, entonces nuestras respuestas a las pruebas de la vida son flojas. A veces tenemos respuestas muy doctrinales pero no de la Palabra de Dios y a veces con doctrinas llamativas y extrañas, terminamos siendo personas religiosamente flojas.
Ojalá esta Palabra nos haga en este primer domingo de Cuaresma, un sacudón. Que podamos responder a las tentaciones y pruebas de la vida con la solidez de la palabra de Dios, que hemos rumiado, meditado, interiorizado, Empecemos este camino con la esperanza de que en la Pascua el Señor nos levante, como siempre lo hace.»
La Santa Misa de todos los domingos de Cuaresma se transmite en vivo desde la página de facebook del Arzobispado de Mercedes- Luján a las 19 hs. desde la Catedral Metropolitana de Mercedes.