Mercedes, 1 de marzo 2016
Queridos hermanos:
¡Qué el Señor esté con Ustedes!
El 8 de diciembre pasado hemos iniciado el Año de la Misericordia convocado por el Papa Francisco y que concluirá en la festividad de Cristo Rey el 20 de noviembre próximo. Este Jubileo es una tiempo de gracia para recordar y vivir que la misericordia de Dios siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite a su amor que perdona (MV, 3) Durante los encuentros tenidos con el Consejo Pastoral se ha considerado oportuno ofrecer en esta carta algunas propuestas concretas con gestos de misericordia que nos ayuden, como familia diocesana, a vivir este tiempo de gracia. Siguiendo las experiencias de otras iglesias hermanas puede sernos útil considerar estas iniciativas:
1.- La peregrinación a la puerta santa
La obtención de la Indulgencia y el paso por la puerta de la Misericordia está estrechamente unida a la “peregrinación”, como signo penitencial, “porque es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia”. (MV 14, a) Por tal motivo las comunidades parroquiales, colegios, instituciones de apostolado laico, movimientos, etc., podrán organizar visitas a una Iglesia Jubilar de acuerdo a criterios de cercanía u otros motivos. Las parroquias pueden organizar su peregrinación por ámbitos pastorales (catequesis, ministros de la comunión, fieles en general, jóvenes, niños, etc.), con otras parroquias vecinas o como Zona Pastoral, para que sea también un signo visible del Pueblo de Dios que peregrina a encontrarse con la misericordia del Padre.
2.- La indulgencia
El paso por la Puerta de la Misericordia expresa el deseo de encontrarse con la misericordia de Dios. “Vivir entonces la indulgencia en el Año Santo significa acercarse a la misericordia del Padre con la certeza que su perdón se extiende sobre toda la vida del creyente. Indulgencia es experimentar la santidad de la Iglesia que participa a todos de los beneficios de la redención de Cristo, para que el perdón sea extendido hasta las extremas consecuencias a la cual llega el amor de Dios. Vivamos intensamente el Jubileo pidiendo al Padre el perdón de los pecados y la dispensación de su indulgencia misericordiosa.” (MV 22) Las peregrinaciones tendrán que ser acompañadas por catequesis previas sobre el llamado de Dios a la conversión para vivir en su amor. De acuerdo a lo informado por el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización la indulgencia plenaria se obtendrá a través de algunos ejercicios de piedad –entre ellos la entrada por la Puerta Santa o Puerta de la Misericordia- que acompañarán la oración y las celebraciones de los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía como signos concretos del camino de conversión.
3.- Espiritualidad y contenidos catequísticos
Para conocer y abrirnos a la misericordia es fundamental poner la mirada y el corazón en la persona de Jesucristo. “La misión que Jesús ha recibido del Padre ha sido la de revelar el misterio del amor divino en plenitud.” (MV 8, a) La Persona de Jesús debe ser centro de la predicación y la catequesis, para conocerlo, amarlo y seguirlo como sus discípulos y misioneros. En especial, “para ser capaces de misericordia, entonces, debemos en primer lugar colocarnos a la escucha de la Palabra de Dios.” (MV 13, a). Las parábolas de la misericordia son un “lugar” privilegiado para apropiarse de las enseñanzas de Jesús: “En las parábolas dedicadas a la misericordia, Jesús revela la naturaleza de Dios como la de un Padre que jamás se da por vencido hasta tanto no haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y la misericordia.” (MV 9, a) Por tal motivo, la celebración del Año de la Misericordia, nos invita a vincularnos con la Palabra de Dios en todos los encuentros. Que sea con la Palabra que se inicien todas las reuniones y haya también espacios para rezar con ella. Puede ser muy fecundo organizar grupos o espacios para leer y rezar los textos de la liturgia de cada domingo con los fieles.
4.- Las obras de misericordia
El Papa Francisco pide en la Bula: “Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales.” (MV 15, b). Encauzar y concretar las obras de misericordia es el horizonte para hacer fecundo la celebración de este año. Las obras de misericordia materiales son: Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y las espirituales: Dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. Las comunidades parroquiales, reunidas con otras cercanas u organizadas por Zona Pastoral, podrán organizar acciones concretas de visita a los enfermos en los hospitales de la zona y a los privados de su libertad (coordinando con los capellanes de los mismos), o también a los que están en sus casas o en geriátricos; continuar y hacer crecer la atención a los más pobres que se acercan a través de Caritas, etc. Las “obras de misericordia” serán tema de predicación frecuente, de profundización en la catequesis y de reflexión y oración comunitaria.
5.- Tiempos litúrgicos
La Cuaresma y los demás tiempos litúrgicos serán oportunidad para presentar el amor misericordioso de Dios desde diversas perspectivas. En particular el Papa Francisco destaca el tiempo de Cuaresma: que “la Cuaresma sea vivida con mayor intensidad como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios”. (MV17) Los gestos pastorales vinculados a la celebración del Domingo de Ramos, los Via Crucis organizados por las parroquias, serán oportunidad para presentar el llamado que Dios nos hace para acercarnos a Él y recibir su amor misericordioso. Vinculado a esto se podrá presentar el habitual “Gesto cuaresmal” (visitas, renuncias personales y comunitarias para ayudar a los necesitados, momentos de adoración, etc.) en el marco de las obras de misericordia.
Finalmente, le ruego que tengan presente que en la fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes, el día 24 de septiembre, tendremos el Encuentro Arquidiocesano tal como se informó vía mail hace unas semanas.
Pidamos a la Virgen, Madre de Dios y Madre Nuestra, vivir este Año Santo con todo el corazón y toda el alma.
Cordialmente, en Jesús y María.
+Agustín