• Ignacio de Loyola

Queridos hermanos:

Celebramos hoy nuestro santo patrono san Ignacio de Loyola.

1.- Su vida. Es una figura muy fuerte de la santa Iglesia del siglo XVI. Basta recordar algunos hitos de su vida para quedar entusiasmados por este sacerdote ejemplar y santo excepcional.

Es un vasco, menor de trece hermanos que teniendo treinta años permanece varios meses en convalecencia por una herida recibida en la pierna durante una batalla. Pide novelas para leer pero solo le consiguen libros de santos.

Peregrina a un santuario de la Santísima Virgen María y deposita allí, sobre el altar, la espada y los vestidos de caballero. De allí en más, inicia a vestirse y caminar como un mendigo.

Tiene profundos momentos de meditación y recibe una visión de la Ssma. Eucaristía. Luego, viaja a Tierra Santa y a su regreso toma la decisión de ser sacerdote, Estudia en Alcalá de Henares (España) y en París (Francia). Comienza, también, a tener un grupo de seguidores, al principio sólo seis, a quienes entusiasma con su vida. A los 47 años es ordenado sacerdote. No pudiendo ir a Tierra Santa, acude al Papa para prometerle fidelidad, Tiene 49 años cuando Pablo III reconoce este nuevo grupo de jóvenes decididos a servir a la Iglesia de Dios.

Escribe el libro de los Ejercicios Espirituales para formar a los hermanos en la vida espiritual. Le ruega a Santa María para que lo ponga cerca de su Hijo.

Después de un tiempo de meditación decide junto a sus compañeros tres puntos esenciales:

1- Permanecer siempre unidos,

2- Elegir un superior general y,

3- Obedecer en todo al Santo Padre.

Posteriormente, envía a sus hijos al Asia, Inglaterra y México.

En quince años como Superior General la Compañía de Jesús llega a tener 1000 miembros.

A los 65 años fallece en Roma.

2.- Lo que nos enseña esta vida maravillosa.

2.1 Ante todo, vemos a Ignacio como el gran enamorado de Jesucristo. Desde aquella herida de la batalla y aquel tipo de lectura y meditación se da cuenta que Cristo tiene un valor por encima de todo y de todos.

Lo dijo Ignacio en el libro de los Ejercicios: “Pedir el conocimiento interno de tanto bien recibido para poder amar y servir a su Divina Majestad”.

2.2 El paso siguiente es la firme convicción de que debe cambiar de vida. Lo que antes lo atraía eran las aventuras de caballería y las fiestas con los amigos, ahora, ya nada de eso le importa. Quiere seguir todo lo que el Espíritu le inspira, progresar en el Espíritu, dejarse guiar en el Espíritu, poseer el fervor del Espíritu.
Todo para la mayor gloria de Dios. Dios que es el único que merece ser servido.

2.3 De esta vida de amor de Dios surge el cooperar con Espíritu para la salvación de las almas.

Así envía a sus hijos a distintas partes del mundo. El vive creando iniciativas. Invita san Francisco Javier a servir en la India. Desea formar un pequeño ejército cuyo jefe sea Cristo al servicio del Papa (Cuarto voto). La palabra que aparece con mayor énfasis en sus escritos es servir.

3.- Como lograr esta conversión.

Ignacio nos enseña a meditar:

3.1 Que hizo Cristo por mí.

3.2 Que hago yo por Cristo.

3.3 Que debo hacer para servir a Cristo.

Así, trabajando con amor de amigo y compromiso de siervo. No le atemorizó la situación de la Iglesia de Roma de su tiempo que tenía la realidad de la contestación protestante y el rigor de la Inquisición. Pero estaba convencido que la Iglesia es madre, como tal la amó y la sirvió.

En el momento de su muerte descubren en él los pies ásperos y encallecidos por lo mucho que caminó para servir a su Señor.

Que oportuna la afirmación de Aparecida cuando dice: “Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros lo mejor que nos ha ocurrido en la vida y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestra alegría”. (29)

+ Agustín